¿Cómo limpiar los suelos?

Si queremos sentirnos siempre a gusto en casa y mantenerla como el primer día, es necesario un mantenimiento diario, además de limpiezas extraordinarias con las que conseguir que todos los espacios estén en perfectas condiciones siempre.

Una de esas limpiezas y cuidados más comunes, y que repetimos más veces a lo largo del mes, es la limpieza de los suelos de nuestras casas.

Un mejor o peor cuidado suelo, determinará la imagen que da nuestra casa ya que, gran parte de esta, se compone de suelo y se encuentra casi siempre visible.

Por ser la superficie más extensa que forma nuestro hogar, los suelos acumulan una gran cantidad de polvo y suciedad, por lo que la limpieza debe realizarse varias veces a la semana.

Para limpiar los suelos de nuestra vivienda es necesario valorar, entre otras cosas, qué tipo de material forma nuestro suelo, cuán a menudo realizamos la limpieza y el desgaste que sufren estos suelos con los diferentes usos que les damos.

Es importante cuidar nuestros suelos y protegerlos, por lo que el primer consejo es huír de las soluciones caseras y usar productos específicos para la limpieza de cada suelo y dirigidos especialmente para su cuidado.

Al limpiar el suelo, es importante eliminar cualquier suciedad superficial antes de su lavado o aplicación de productos.

Para eliminar el polvo, suciedad y restos de cualquier sustancia que pueda dañar nuestros suelos, será necesario utilizar una escoba, mopa o aspirador. La elección, más que basada en nuestro gusto personal, deberá tomarse considerando los cuidados que son necesarios para cada tipo de suelo.

Tras la eliminación de suciedad superficial del suelo, deberemos procurar deshacernos también de los restos adheridos al suelo con un mocho o fregona y el producto adecuado para cada tipo de suelo.

Merecen especial consideración los suelos de madera que debemos proteger de la excesiva humedad pasando, solo cuando sea necesario, el mocho tan escurrido que apenas quede resto de agua sobre nuestros suelos. Los suelos de mármol, por ser un material muy poroso, también deben cuidarse durante su limpieza usando una fregona muy escurrida y con un producto no abrasivo ni lejía.